Pues finalmente, después de haber explicado de cómo evolucionó mi enfermedad, jamás les conté del cómo me fue en la competencia y lo que sucedió después. Después de un largo proceso de recuperación y de volver a coordinar la rutina (lo cual me costó bastante trabajo) me preparé para competir. Así como faltaba un mes, paso un segundo y sólo faltaba un día para la competencia. Me entregaron un vestido precioso, lo cual me dio un aire esperanzador, entrene el día anterior y los nervios ya empezaban a comerme. Momentos después, recordé que mi padre me preguntó sarcásticamente: –¿Qué es presión para una niña de dieciséis años?, con eso me tranquilicé y me dormí esperando el día siguiente.
Domingo 16 de Septiembre de 2014, eran las 8:30 de la mañana. Había pasado exactamente un mes desde que había ido a realizar mi examen a Buenavista. Tuve mi entrenamiento oficial de sólo media hora (lo cual para mí fue algo absurdo). Desayuné, comí, dormí un rato, me arreglé y me dirigí a la pista del Icedome Sur para competir alas 4 de la tarde.
Competía contra veinte chicas, pero todas ellas me intimidaban. Son de ese tipos de niñas que te miran feo desde el momento que llegas, juzgan tu apariencia, algunas te retan y otras ni te pelan. Sin embargo, decidí enfocarme en mi rutina y lo que tenía que hacer.
De lo que faltaba un mes, sólo faltaban dos minutos para competir. Yo me encontraba en un anexo oscuro donde realizaba ejercicios de calentamiento. Era la novena en participar de mi grupo, yo me senté de espaldas en la zona de descanso para no ver la coreografía anterior. Mientras, mi entrenador me decía unas lindas palabras que casi me hacen llorar. La música terminó, era el "Panorama de la Bella Durmiente", me recordaba gran parte de mi infancia puesto que esa pieza estuvo muy presente cuando era niña (La princesa Aurora).
Pisé el hielo, tal como la primera vez que me puse unos patines y comencé a patinar. Abracé a Paco, pero me pareció como una despedida. Y así, comenzó a sonar la música y la rutina que había preparado durante un mes se redujo a ese momento y nada más.
Finalmente terminé, vinieron mis padres y mis queridísimas amigas Coco y Marifer a verme. Así supe que había quedado en onceavo lugar nacional y primer lugar del D.F. Hablé con mi padre y me explico una anécdota de cuando él jugaba fútbol americano con los Gamos del C.U.M. y habían perdido el campeonato. Me dijo que él había hablado personalmente con el couch y le dijo: –"Tal ves hemos perdido, pero la vida empieza mañana". Esas palabras me reanimaron y me motivaron a continuar y esforzarme mucho más para dar el cien. Lo que esta competencia y la estomatitis me enseño es a no rendirme y creer en mí misma para superarme cada día más y no claudicar.
Y aquí algunas fotos de ese loco y divertido día:
#TeamCoco&Mafer&Raquel